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2/9/11

Seguro y Ahorro


En nuestro país la cultura del seguro apenas empieza a asentarse firmemente. La verdad es que cuando pensamos o hablamos de seguros, normalmente nos remitimos al del coche, ése que "ojalá no usemos nunca", pero que en caso de necesidad agradecemos haber contratado.

Mucha gente piensa en los seguros como en un gasto o un mal menor: "mejor tenerlo y no usarlo, que necesitarlo y no tenerlo", dice una frase muy popular, pero no tiene que ser así.

Existe una modalidad de seguros que va asociada al ahorro. Un excelente instrumento para planear y manejar nuestras finanzas en beneficio propio y de nuestros seres queridos, al tiempo que prevemos y nos protegemos contra imponderables.

Normalmente se piensa que un seguro de vida es sólo un contrato mediante el cual la aseguradora se compromete a entregar una cantidad de dinero al beneficiario en caso de que el contratante fallezca, pero puede ser más que eso.

Existen seguros de vida asociados a planes de ahorro sistemático que permiten formar un patrimonio al que se tendrá acceso según el tiempo estipulado en el contrato, y que además brindan la tranquilidad de una cobertura y entrega de prima total en caso de fallecimiento del titular.

La mayoría de veces que contratamos un seguro de vida lo hacemos pensando en la seguridad de los nuestros, en que no queden desamparados financieramente en caso de que fallezcamos o no podamos ser productivos. Para estos casos los seguros de educación son la solución. Estos instrumentos suman un plan de aportaciones encaminado a cierta cantidad que se entregará a los muchachos cuando lleguen a la mayoría de edad para que sigan sus estudios, pero en caso de fallecimiento del titular o enfermedades graves, la suma pactada se mantiene aunque no se haya cubierto por completo el plan de aportaciones.

Obviamente, todos los planes de seguro y ahorro asociados tienen cláusulas que hay que estudiar conscientemente, pero son un muy buen instrumento financiero que contratado y manejado adecuadamente harán honor al nombre genérico de los productos.

Se llaman seguros porque para eso los contratamos, para tener la certeza de que en los casos estipulados, las cosas serán tal como las hemos dispuesto y ni nosotros ni los nuestros tendremos que batallar con las circunstancias en momentos en los que nadie tiene la calma suficiente. Por eso son herramientas de previsión, porque sirven para prepararse y/o dotar a los nuestros de recursos en un futuro en el que quizá no podamos estar del modo en que estamos hoy.

La importancia y beneficios del ahorro son grandes. Esas virtudes se potencian, se multiplican si las conjuntamos con un buen plan de seguros que nos ayude a eso: a estar seguros de que las cosas importantes en la vida de los nuestros no se trunquen sólo por dinero.

Eso vale un cambio de cultura, ¿o no?

31/8/11

La Valentía de Jobs


De todo lo que nos han enseñado los logros de Steve Jobs, la importancia del valor es lo más relevante en estos momentos.
No nos referimos a su coraje para enfrentar sus problemas de salud, aunque sería una historia de la que vale la pena comentar los detalles. 
Nos referimos al extraordinario valor de este líder de negocios, una y otra vez, como presidente ejecutivo de Apple introdujo productos, servicios y modelos de negocios completamente distintos a todo lo que ya existía. Desdeñó las pruebas de mercado, aunque manteniendo sus planes en secreto; no tenía la certeza de que tendría éxito y corría el riesgo de tener pérdidas enormes y enfrentar el ridículo, en caso de fracasar. 
Pero su promedio de bateo fue uno de los mejores de la historia, y como presidente ejecutivo fue el mejor creador de riqueza, nadie se le acerca y nada de esto hubiera ocurrido sin su valor fuera de serie. 
El tema era la sensación incluso antes de la noticia de Jobs, porque el caos económico de los últimos años paralizó a los gerentes con miedo. Continúan viendo eventos que se suponen son imposibles, como una degradación a la deuda estadounidense; la incertidumbre de lo que pase después los aterra  y ahora temen tomar acciones. 
No es ninguna coincidencia que esté por ser publicado el mes entrante un libro llamado ‘Uncertainty: Turning Doubt and Fear Into Fuel for Brilliance'. Un consultor de nombre Bill Treasurer creó su negocio 'enseñando' valentía a gerentes (antes de ser consultor, se ganaba la vida haciendo clavados desde 30 metros de altura mientras estaba cubierto por fuego). El Consejo de Negocios de las Américas realizó un Foro de Valentía el año pasado, parece ser que los artículos y las publicaciones de blogs sobre el tema están causando furor.
Nada sugiere que el mundo de los negocios se está volviendo un poco menos caótico. Entonces, ¿qué significa en este momento tener valor en los negocios? Un par de cosas.
Comprometer dinero importante 
La forma principal en la que la mayoría de los líderes de negocios responden a la incertidumbre es recortando gastos, en ocasiones de forma radical. El problema es que en ocasiones esos gastos son en realidad inversiones que rendirán frutos a futuro, como investigación y desarrollo, mercadeo y expansión de plantas, recortarlos causaría reportar ganancias mayores pero menores ganancias a futuro. 
Los gerentes pusilánimes se quejan de que están obligados a hacer estos recortes por presiones de los inversionistas que dan preferencia al corto plazo. Pero una investigación realizada por Baruch Lev, de la Universidad de Nueva York, mostró que no es así. Los inversionistas conocen la diferencia entre el gasto que crea valor y el gasto que no lo hace. 
Los gerentes valientes continúan haciendo inversiones que crean valor en tiempos de incertidumbre. DuPont mantuvo el gasto de investigación y desarrollo aún con la gran recesión, invirtiendo en nylon, neopreno, y otros productos que les permitiría ganar miles de millones de dólares en las décadas venideras. Las inversiones recientes de Warren Buffet en el Bank of America son un gran ejemplo del valor gerencial. Poner 5,000 millones de dólares del capital de Berkshire Hathaway en acciones menospreciadas con la economía en riesgo requiere agallas. Eso es lo que lo ha hecho rico. 
Replantear los despidos
Los despidos masivos parecieran irresistibles en tiempos de incertidumbre, después de que la compañía toma un cargo por costos de indemnización, los ahorros son inmediatos. Se presentaron grandes despidos por todos lados en la última recesión, y definitivamente están de moda nuevamente. Miren a la banca: HSBC despedirá a 30,000; Bank of America de 3,500 a 10,000; UBS a 3,500 y ABN Amro a 2,350. 
En ocasiones los despidos son absolutamente inevitables, pero los líderes valientes saben que los costos a largo plazo de esta medida, y los beneficios a largo plazo de conservar a los empleados en tiempos difíciles, son mucho mayores que cualquier ahorro a corto plazo que pueda generarse a partir del despido de los empleados. 
De nueva cuenta, los gerentes reclaman que el mercado de valores los obliga a abatir gastos a través de los despidos, y esto de nueva cuenta no es cierto. Los inversionistas podrían recompensar a una compañía por despedir gente a la vez que lo combinan con la compra reciente de una compañía, se comenta en una investigación de Bain & Co. Pero si estás despidiendo empleados estrictamente como una medida de reducción de costos, como muchas firmas hoy en día, el mercado de valores lo verá como una señal de problema y mandará tu acción a la baja. 

Ir a lo grande

Lo que los líderes temerosos hacen en tiempos de riesgo es: nada. Preocupados de que cualquier acción es riesgosa, permanecen sentados, pero no están seguros. Los ganadores en tiempos de incertidumbre son los audaces, y los perdedores son generalmente los precavidos. 
Quizás estás comprometido a continuar gastando en proyectos que crean valor, incluso si las ganancias reportadas se ven afectadas, eso es genial. O quizás los tiempos difíciles te han hecho despertar al gasto tontamente inflado de la compañía y estás aprovechando esta oportunidad para recortar gastos dramáticamente y racionalizar a la organización entera. Esto también es estupendo. La investigación de McKinsey muestra que en recesiones pasadas, las empresas que seguían cualquiera de estos caminos tenían buenos resultados. Esto fue el punto medio tímido; es decir, donde están aquellos que recortan lo suficiente para seguir adelante sin formar una estrategia más amplia, y tenían el peor desempeño. La lección: determina lo que tu negocio necesita ahora, y sé lo suficientemente valiente para ir a lo grande.     
Aristóteles consideraba al valor como la primera virtud, y Samuel Johnson lo consideraba como la mejor. Sus razones eran las mismas: ésta hace posible a todas las demás virtudes. El valor significa tomar riesgos, y eso se hace más difícil cuando el ambiente se pone dramáticamente riesgoso, como se encuentra ahora. Es por esto que los tiempos como este separan muy violentamente a los ganadores de los perdedores. 
Tomar riesgos ahora es aterrador. Pero como Jobs, Buffett, y otros campeones de los negocios continúan mostrándonos, es tal vez, la única esperanza.